
" El oficio de
interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido
confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia,
cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio,
evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando
solamente lo que le ha sido confiado,
por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la
guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la
fe saca
todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer".
(Constitución Dogmática Sobre la Revelación DEI VERBUM, n.10- 1965)