El zumbido de las abejas
Tomado de: Prodigios Eucarísticos.
de Fray Antonio Corredor García, O.F.M
pg.20
Corría el siglo XIII. En los
suburbios de una ciudad de Polonia, un
hombre humilde vivía del producto de su colmena. Cada día acudía a contemplar
las abejas en su incansable trabajo. Se
maravillaba de como recogían el néctar de las flores
para convertirlo en miel. En una de esas visitas escuchó algo
extraordinario. Se oía como una fuente. Esta
melodía continuaba durante el día.
El labriego se preguntaba que ocurriría en el
interior de la colmena. Una noche sobre el
colmenar vio con asombro grandes resplandores. Se acercó a la colmena y escuchó el misterioso zumbido de las
abejas.
"Cómo es posible, exclamó, que las abejas zumben de noche. Cuando las
sombras de la noche envuelven la tierra, no se percibe cerca de las
colmenas ni un zumbido."
El labriego fue a visitar al Obispo de su diócesis para explicarle lo
que había visto. El señor Obispo, para cerciorarse de si era cierto,
acudió al lugar donde estaba el colmenar, y vio el también los intensos
resplandores sobre la colmena. Al día siguiente
se dirigió al colmenar, acompañado de algunos sacerdotes y de numeroso
pueblo, ordenó que fuese abierta la colmena. ¡Oh
prodigio! En su interior encontraron una
Custodia de cera blanca, labrada con gran primor y delicadeza. En la
Custodia estaba el Santísimo Sacramento, y a su
alrededor revoloteaba un enjambre de abejas.
El señor Obispo tomó la Sagrada Hostia y, acompañado del clero y del
pueblo, la llevó a la iglesia. Nadie supo
explicarse por qué el Santísimo Sacramento se
hallaba en una colmena.
En el mismo lugar donde se hallaba el colmenar, construyose una
capilla. Fue tanta la fama de esta capilla, que desde muy lejos
acudían los enfermos para implorar la
misericordia de Dios, y muchos de ellos regresaban a sus hogares completamente curados.
Mas tarde, se descubrió el origen de aquella hostia:
Unos ladrones, después de haber hecho un robo sacrílego, se
arrepintieron y echaron el viril en la colmena.