"Que el Señor nos dé la gracia de trabajar para la unidad de la Iglesia". |
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Queridos hermanos y hermanas: ¡Buenos días!
De esta pertenencia deriva que en las comunidades cristianas - diócesis, parroquias, asociaciones, movimientos - las diferencias no pueden contradecir el hecho que todos, por el bautismo, tenemos la misma dignidad: todos, en Jesucristo, somos hijos de Dios. Y esta es nuestra dignidad. En Cristo somos hijos de Dios. Aquellos que han recibido un ministerio de guía, de predicación, de administrar los Sacramentos, no deben considerarse propietarios de poderes especiales, sino ponerse al servicio de la comunidad, ayudándola a recorrer con alegría el camino de la santidad. La Iglesia hoy confía el testimonio de este estilo de vida pastoral a los nuevos cardenales, con los cuales he celebrado esta mañana la santa Misa. ¿Podemos saludar todos a los nuevos cardenales con un aplauso? ¡Saludamos a todos! El Consistorio ayer y la celebración eucarística hoy, nos han ofrecido una ocasión preciosa para experimentar la catolicidad, la universalidad de la Iglesia, bien representada por la variada procedencia de los miembros del colegio cardenalicio, recogidos en estrecha comunión entorno al sucesor de Pedro. Y que el Señor nos dé la gracia de trabajar para la unidad de la Iglesia. De construir esta unidad, porque la unidad es más importante que los conflictos. La unidad de la Iglesia es en Cristo. Los conflictos son problemas que no siempre son de Cristo. Los momentos litúrgicos y de fiesta, que hemos tenido la oportunidad de vivir en el curso de las últimas jornadas, refuercen en todos nosotros la fe, el amor por Cristo y ¡por su Iglesia! Os invito a sostener estos pastores y asistirles con la oración, para que guíen siempre con celo el pueblo que se les ha confiado, mostrando a todos la ternura y el amor del Señor. Pero, ¿cuánto necesitan de oraciones un obispo, un cardenal, un Papa para que pueda ayudar a llevar adelante el pueblo de Dios? Digo ayudar, es decir, servir al pueblo de Dios. Porque la vocación de la Iglesia o de los cardenales o del Papa es precisamente esta. Ser servidores, servir en nombre de Cristo. Rezad por nosotros, para que todos seamos buenos servidores. Buenos servidores, no buenos propietarios. Todos juntos, obispos, presbíteros, personas consagradas y fieles laicos debemos ofrecer el testimonio de una Iglesia fiel a Cristo, animada por el deseo de servir a los hermanos y lista para ir al encuentro con valor profético a la espera y a las exigencias espirituales de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo. La Virgen nos acompaña y nos proteja en este camino. Angelus Para concluir ha saludado a los presentes con estas palabras: Saludo a todos los peregrinos presentes, en particular a los venidos con ocasión del Consistorio para acompañar a los nuevos cardenales; y agradezco mucho a los países que han querido estar presentes en este evento con delegaciones oficiales. Saludos a los estudiantes de Tolosa y la comunidad de los venezolanos residentes en Italia. Saludo a los fieles de Caltanissetta, Reggio Calabria, Sortino, Altamura, Ruvo y Lido degli Estensi; los jóvenes de Reggio Emilia y los de la diócesis de Lodi; la Asociación ciclista de Agrigento y los voluntarios de la Protección Civil de la Bassa Padovana. A todos os deseo un feliz domingo y buena comida. ¡Hasta pronto! |
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Esta página es obra de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María |