Recopilado por SCTJM

recogiendo los datos de la realidad

El tema del aborto provocado suele suscitar apasionamientos porque por lo general está fuertemente asociado a verdaderos dramas humanos que no debemos soslayar, minimizar o marginar al hacer un análisis racional del hecho concreto. Suele pasar que concentramos nuestra atención en la tragedia de una vida humana inocente asesinada en el seno materno con complicidad —menos o más consciente— precisamente de aquella que era la primera llamada a proteger la vida de su hijo. Ello es comprensible. Pero ¿no es una tragedia una mujer violada que se encuentra repentinamente con un embarazo que nunca deseo y que la convertirá en madre soltera? ¿acaso su vida no ha dado un vuelco inesperado, trágico? ¿No es una tragedia que la felicidad de la dulce espera de un bebé muy deseado y querido reciba el golpe de un diagnóstico de anencefalia en el quinto mes de gestación? ¿No es acaso un drama humano que una mujer con una enfermedad renal moderada o severa, madre de tres niñas pequeñas, resulte embarazada, a pesar de haber puesto suficientes medios para evitar lícitamente una gestación que ahora la pone en el riesgo de agravar su salud y acortar así su vida? En nuestra aproximación y en nuestro análisis del aborto provocado no podemos tener una visión ―tubular que nos polariza a responder contra el hecho del asesinato de bebé.

En la discusión sobre el aborto provocado, nuestra aproximación debe ser a la situación en su conjunto, abarcando todo el drama humano que sirve de contexto, reconociéndole el peso y la valencia a cada uno de sus elementos. Esto nos permite conocer mejor la verdad de la situación y —contrariamente a lo que podría pensarse— el conocimiento y reconocimiento de los otros elementos, dándoles el peso y valor que tienen, fortalecerá nuestra postura contraria al aborto. Estas son algunas de las ventajas de mantener una aproximación de conjunto:

En la discusión sobre el aborto provocado, nuestra aproximación debe ser a la situación en su conjunto, abarcando todo el drama humano que sirve de contexto, reconociéndole el peso y la valencia a cada uno de sus elementos. Esto nos permite conocer mejor la verdad de la situación y —contrariamente a lo que podría pensarse— el conocimiento y reconocimiento de los otros elementos, dándoles el peso y valor que tienen, fortalecerá nuestra postura contraria al aborto. Estas son algunas de las ventajas de mantener una aproximación de conjunto:

Evita que nos llamen ―anti-aborto, aproximación en negativo y por lo tanto reductiva de aquello que buscamos hacer: promover y defender la vida de todo ser humano. Además, polariza la discusión, lo cual no favorece la definición a favor de la vida de quienes están —indecisos o indiferentes— en las posiciones intermedias.
 Evita que nos sitúen en medio de la falsa oposición: ―a favor del embrión, contra la mujer (o sus intereses).
 Evita que nos cataloguen de insensibles a los problemas sociales como la lacra de las violaciones sexuales y la violencia de la mujer en general.
 Evita que nos puedan acusar de ser ―partidarios de los embarazos compulsivos o de querer ―imponer que todos se llenen de hijos.

Recordemos que el aborto provocado se propone como ―solución en cada una de esas situaciones concretas. El pequeño giro que se propone es el de no centrarnos exclusiva y excluyentemente en el aborto, sino en el considerar el resto de elemento para demostrar que es falso que el aborto sea una solución real para todas aquellas situaciones en las que se propone: en el caso de violación o incesto, en el caso de enfermedad de la madre, en el caso de enfermedad del bebé, para los embarazos en las adolescentes, etc.

Conviene por ello recoger los datos de la realidad de la manera más objetiva posible. Son tres los elementos que podemos recoger racionalmente al momento de aproximarnos a una situación en la que se plantea como posibilidad provocar un aborto.

DESDE EL MOMENTO DE LA FECUNDACIÓN: UN ‘NUEVO’ SER HUMANO

Según los datos de la ciencia, en el humano, en la fecundación o fertilización —momento en que el gameto masculino (espermatozoide) y el gameto femenino (óvulo) se fusionan— dejan de existir los gametos para dar inicio a una nuevo individuo de la especie humana: un nuevo‘ ser humano original y único, distinto del padre y de la madre, que con su propia carga genética comanda su desarrollo biológico de manera coordinada, continua y gradual, desde el instante mismo de la fusión de los gametos, y que desde el día uno de su existencia determina características biológicas que permanecerán en el futuro de su vida. Todo ser humano se inició en la fecundación; el embrión unicelular, el zigote, ha sido el primer estadío de vida todo ser humano.

EL EMBARAZO PUEDE CONSTITUIR UN AGRAVANTE

De las condiciones socioeconómicas de la madre o de la familia. Una gestación y el mantenimiento de un hijo suponen un gasto económico. En ciertos estratos sociales, o en ciertas circunstancias sociales una familia puede experimentar esto como una carga mayor, sin tener muy claro cómo manejar la coyuntura en lo inmediato.

De la salud psicológica de la madre. Varias son las ocasiones en que es razonable que esto ocurra. Ya hemos mencionado el caso de las violaciones sexuales; igualmente el saber que la propia salud física o la propia vida se correrá riesgo se pone en riesgo en relación directa al embarazo; o el recibir un diagnóstico de una enfermedad intratable en el hijo, que lo llevará a una pronta muerte luego del nacimiento, como es el caso de la anencefalia, o que supondrá una dedicación larga y sacrificada una vez que el niño haya nacido.

De las condiciones de salud física de la madre. Existen entidades médicas que pueden con el desarrollo del embarazo pueden deteriorar la salud de la madre o incluso poner en riesgo su vida. Se puede llegar a la situación de tener que elegir: ―o la vida de la madre o la pérdida de madre e hijo. Los ejemplos más conocidos tiene que ver con insuficiencias orgánicas o enfermedades de larga duración: insuficiencia renal crónica en estado avanzado, mujeres en diálisis por causas diversas, insuficiencia cardiaca en estadíos avanzados, insuficiencia hepática crónica, insuficiencia respiratoria también severa, debidamente documentada. Existen otras enfermedades como las auto inmunes o diferentes neoplasias, de variadas localizaciones, que significan un reto al manejo médico en cuanto ven complicado su manejo con la ocurrencia de un embarazo.

Ninguna de las tres posibles consecuencias mencionadas debe ser negada, a ninguna se le debe restar la importancia que tiene. Debemos llamar la atención sobre todas; y cada una de ellas debe ser atendida en forma adecuada.

EL RECONOCIMIENTO DE LOS ACTORES DEL ABORTO PROVOCADO

En toda discusión justa se ha de permitir la participación de todos los directamente involucrados. Por ello, es parte del recoger los datos de la realidad es identificar bien a los actores que participan en una situación en la que se reclama como solución el aborto provocado. Aproximándonos de lo más externo a lo más interno podemos distinguir como actores:

Los terceros. Bajo este nombre agrupamos a aquellos que intervienen externamente al problema del aborto provocado, movidos por los intereses más diversos. Así por ejemplo, encontramos entre los terceros al agente que causa el aborto directamente, que no necesariamente son profesionales de la salud (menos sólo médicos). Además consideramos aquí a la sociedad, o la sociedad civil‘ como se le llama últimamente. Ella incluye organizaciones que pueden interesarse en el aborto como problema social y buscar su prevención, pero también grupos muy activos como las ONGs que tienen como agenda promover el aborto y su legalización, como por ejemplo las organizaciones feministas. Entra como parte de la sociedad la familia de la mujer que lleva el embarazo y especialmente aquel a quien genéricamente podemos llamar la pareja‘ de la mujer embarazada, es decir, el padre del bebé que la mujer está gestando. Finalmente, dentro del grupo de los actores terceros‘ se encuentra el Estado y sus organismos (p.e. el Ministerio de Sanidad), que se pueden interesar en el aborto como problema de salud. Los terceros, por más interés que tengan en el problema siempre serán externos al mismo.

La mujer. Es el actor más comúnmente aludido al momento de tratar el problema del aborto provocado y ciertamente se sitúa en el centro de toda la problemática. De ella dependerá la toma final de la decisión de permitir que se proceda o no al aborto. Es ella la que recibe las influencias o la presión de los ―terceros actores. Al ser ella quien tiene la potestad de consentir o rechazar que le provoquen el aborto es quien asume la responsabilidad directa del mismo; es quien asumirá los riesgos del procedimiento practicado en su cuerpo y la que sufrirá las consecuencias biológicas, psicológicas y espirituales del mismo. Los terceros, interesados en que la mujer aborte, no sufren las consecuencias en la propia piel. La mujer es quien lleva en sí la ―situación problema del embarazo no esperado y no deseado que motiva la decisión del aborto. Entonces, el problema del aborto no es una cuestión que atañe genéricamente a ―la mujer —como lo señalan las organizaciones proaborto—, sino específicamente a una mujer embarazada. Por lo tanto a aquella mujer hemos de llamarla propiamente madre.

El embrión o el feto. Es el gran ignorado en las discusiones. Es una injusticia y un abuso no considerar su posición y sus intereses en esta discusión. La ciencia ha determinado su identidad de individuo biológico vivo de la especie humana desde la concepción, con una etapa de desarrollo embrionaria inicial, y luego fetal. Pero ante todo, independientemente de las circunstancias por las cuales haya sido generado, nos encontramos propiamente ante el hijo de aquella mujer madre a quien se le presenta el aborto provocado como solución en una situación específica.

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