Enciendo 2 veladoras y uso aromas como incienso...

Me gusta hacer mi oración con mucha creatividad. Rezo sentado en el piso y con las luces apagadas. Enciendo 2 veladoras y con aromas como incienso... en fin incluyo lo que es la aromaterapia.  Y una música bajita instrumental (Mozart) y rezo mi rosario.

Cuando estoy en el campo me gusta oler las flores y hacer mi oración. Medito la palabra de Dios y hago mis oraciones. Le doy un lugar especial a cada una de las tres divinas personas, en el rito que hago. Me gustaría que me dijeran si esta bien lo que hago.

Nota: No me gusta lo esotérico ni la magia ni el horóscopo, ni en las cartas.  Así todo muchos me dicen que está mal lo que hago. Pero mi Fe es mi FE. Quisiera saber si estoy bien lo que hago.

RESPUESTA
En la oración con frecuencia nos valemos de nuestros sentidos. Es por eso que en la liturgia la Iglesia utiliza signos, imágenes, velas, incienso, etc. San Francisco de Asís solía alabar al Señor inspirado por los campos y por las criaturas de Dios.

Tener un tiempo especial de oración y prepararlo con esmero encendiendo velas, con imágenes sagradas, con ambiente recogido...  todo eso da honra  a Dios y ayuda en la oración.

Algunas advertencias:
1- Que los elementos ayuden a elevarnos a Dios y no sean una distracción.
2- No tomes elementos de religiones extrañas. No es lo mismo un crucifijo que una pirámide; una imagen de la Virgen María que un buda; el Padre Nuestro que una mantra. Cristo es la plenitud de la revelación. Una vez lo conocemos no debemos retroceder.
3- No confundas la oración con técnicas. La terapia puede ser una ayuda humana pero la oración no depende de ella.
4- No pongas tu corazón
en los elementos como si dependieses de ellos para rezar. No son sino una ayuda. El fin de la oración es dejarse abrazar por Dios mismo hasta ser todo de El. Lo demás, hoy puede estar y mañana faltar. 
5- La Santa Misa es la oración perfecta y no puede ser sustituida. Toda otra oración encuentra su origen y cima en la Misa.

Dios no falla. El siempre busca a sus hijos. Por nuestra parte, lo esencial es un corazón humilde, dócil, confiado, dispuesto a la escucha de Dios que dispone a la continua conversión por amor.    

En cuanto a lo que dices: "Mi fe es mi fe". Cierto. Pero hay que aclarar que la fe auténtica no nace de nosotros sino que nos apropiamos de la revelación divina como un don. Dios habla y nosotros respondemos. Nuestra fe es nuestra fe, pero hay que añadir que es primero la "La Fe de la Iglesia", la fe que Dios ha revelado a todo su pueblo. Por eso cuando rezo, rezo con toda la Iglesia aunque esté solo.

Padre Jordi Rivero

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